Cienfuegos, el militar de mayor rango que jamás se hubiese arrestado por narcotráfico. Los oficiales de la Administración de Control de Drogas (DEA) habían atrapado lo que se conoce como "un pez gordo"; sin embargo los mismos oficiales de la DEA y el Departamento de Justicia dejaron que vuelva a nadar libremente en el agua.
La conclusión inmediata fue que la decisión del fiscal general William Barr de abandonar los cargos, era una especie de acuerdo entre el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y la administración Trump.
"Básicamente, creo que sucedió lo mismo que se explicó desde la fiscalía: que los cargos se retiraron basados en intereses más amplios y la cooperación en la relación bilateral",
argumenta Ana María Salazar, exsubsecretaria adjunta de defensa de EE.UU. para la política y el apoyo a la lucha contra las drogas."
Puede que Cienfuegos evite su juicio por narcotráfico, pero su caída en desgracia ha sido espectacular. Era uno de los hombres más poderosos de México, influía en el ejército y el gobierno y en 2018 había sido premiado por el Centro para Estudios de Defensa Hemisférica del Pentágono de Estados Unidos; aún así la causa en su contra fue articulada por fiscales estadounidenses. Entonces, en última instancia, quizás lo más importante en la debacle de Cienfuegos sea la confianza o la falta de ella.
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